Era tan afable, respetuoso, atento y cordial en su trato hacia los demás que casi siempre le decíamos “Andresito”.
Cuando apenas tenía 20 años ocurrió la revolución del 52, pero él no adhirió a la corriente de moda, inició su militancia en el recién fundado Partido Comunista.
En aquellos tiempos heroicos fue un ejemplo de abnegación, coraje y dedicación a la idea de la revolución social.